lunes, 11 de abril de 2011

Puro teatro

Quédate ahí, quietito…
 shh, no digas nada, no lo arruines, no ahora. 

No digas nada que creas conveniente, hoy no me conviene nada. Sabes, todo es mejor cuando callas, sólo cuando lo haces dices la verdad. Únicamente así puedo mirarte a los ojos y sentirlos transparentes. Porque con sólo una palabra que pronuncias todo se oscurece. Te sorprendería ver cómo cambia el color de tus ojos cuando hablas, cuando mientes.  Parece que hasta a ellos le da pena lo que haces y se ocultan de la vergüenza, ni ellos pueden soportar mirarme al compás de tus calumnias. Quizás ahora comprendas que no es que no crea nada de lo que dices, la culpa la tienen tus ojos, porque me anticipan el engaño. Pero como no puedo evitar que me hables  (me mientas), a veces imagino cuentos. Así es, cuentos. Imagino que no me estás mintiendo, me estás contando una historia. Cuando dices que me quieres, que me extrañas, cuando hablas de mí, me vuelvo ficción para vos. La fantasía invade mi mente y todo parece funcionar bien, todo se vuelve armonioso, pero luego recuerdo que, como tú y yo sabemos, todo cuento tiene un fin, y que los felices son sólo los de hadas.


1 comentario:

  1. Me sentí muy identificada. Mejor callar. A veces, mejor que calle. Aunque no soy muy amiga del silencio. Vaya contradicción, ¿no?

    Si calla es silencio, y el silencio, sin embargo GRITA.

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